Si tienes dolor, te interesa este artículo

“Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y las lamentaciones”

Hipócrates (Grecia, siglo V a.C. – Siglo IV a. C.), padre de la medicina moderna

Esta cita de  Hipócrates nos sirve para empezar el artículo del que hablaremos hoy, y es que aunque no lo parezca, el rol del cerebro (y la mente), tiene una importancia crucial en todas las sensaciones que tenemos, sean buenas o malas, placenteras o dolorosas.

Antes de empezar, quiero agradecer encarecidamente a Cristian Bayer por su colaboración en el blog con la redacción de este artículo.

Sin más, os dejo con este artículo interesantísimo sobre el dolor.


 

Seguro que conoces a alguien que siente dolor en alguna zona del cuerpo y que una vez acudido a un profesional y realizado algunas pruebas, no presenta ningún daño aparente. Los médicos le dicen que no tiene nada “mal” pero él o ella esta convencido/a de que algo no está bien. Incluso desprecia su cuerpo por no poder moverse o hacer cosas como hacía de costumbre. Si un genio de una lámpara mágica pudiera concederle tres deseos, seguramente uno de ellos sería no sentir dolor.

¿Te has preguntado alguna vez que pasaría si no sintiéramos dolor? Sería todo mucho más fácil, ¿no? Suena incluso como un superpoder, ¿os imagináis a un sujeto que no sintiera dolor persiguiendo a los malos? No le haría falta esquivar los golpes ni las balas, no sentiría nada. Pero algo falla, quizá no sería tan increíble… Probablemente en un enfrentamiento sería el primero en morir, ya que al no sentir dolor no se alejaría ni se protegería del foco del daño.

De hecho, en una pequeña ciudad de los países nórdicos, una parte importante de su población presenta una condición hereditaria que les impide sentir la sensación de dolor. Esto deriva del hecho que no presentan las fibras nerviosas específicas, y cuando sufren golpes, fracturas, cortes o infecciones, no notan ningún dolor. Y lejos de ser algo deseable, es un problema grave, ya que éstos no tardan en morir por complicaciones en sus heridas o infecciones.
Esta enfermedad se conoce como insensibilidad congénita, y suelen darse casos en que los enfermos mueren por infecciones producidas por propias mordeduras, y otras autolesiones.

Esto ya no suena tanto a superpoder, ¿verdad? Veamos entonces qué es el dolor.

¿Qué es el dolor?

El dolor es un invento maravilloso, sin él no estaríamos aquí. Es una herramienta adaptativa, nos ha servido para separarnos de aquello que nos daña. Pero a veces, los mecanismos encargados de producir el dolor, se alteran.
Para entender qué es el dolor vamos a ir a la definición de la International Association for the Study of Pain (IASP): “Experiencia sensorial y emocional desagradable, asociado a un daño físico real o potencial, o que es vivida como tal”. También mencionan lo siguiente: “El dolor es subjetivo, puede aparecer sin daño tisular y es un estado psicológico en sí”.

Lo primero que nos puede llamar la atención es que el dolor es una sensación, pero también una emoción. Podemos entender que el dolor no es igual para todos, cada uno lo siente e interpreta de forma diferente. Después dice que está asociado a un daño físico real o potencial o que es vivido como tal. Es fácil entender que el dolor se asocia a un daño físico real, pero, ¿asociando a un daño potencial o que es vivido como tal? Piensa en ello.
Después reitera que el dolor es subjetivo y que puede aparecer sin daño tisular, es decir que el mismo estímulo doloroso aplicado en dos personas, producirá dos sensaciones completamente diferentes. Y además, puede que me duela algo sin que ese algo esté dañado. Complejo e interesante como poco.

Tipos de dolor

De forma general, existen dos tipos de dolor, el dolor agudo y el dolor crónico, uno te protege y el otro puede hacerte pasar un calvario.

El dolor agudo es el que representa una respuesta adaptativa normal del Sistema Nervioso (en adelante SN) a una amenaza. Es el tipo de dolor que he sentido esta mañana cuando, caminando descalzo por casa, me he golpeado el dedo meñique del pie con una silla. La reacción instantánea de retirarlo y la sensación desagradable son dolor agudo, y no necesitas decidir conscientemente retirar el pie, es una respuesta evolutiva que no pasa por nuestra consciencia.

El dolor crónico no es una respuesta adaptativa normal. Es una alteración del sistema que se encarga del dolor, que produce dolor sin daño en el tejido y que se prolonga por más de 3 meses. Es un problema que afecta tanto a nivel físico como psicológico. Al mantenerse ese dolor durante mucho tiempo, se producen cambios en el SN que empeoran la situación. Como existe un estímulo doloroso pero que no provoca una respuesta que haga que el dolor cese (como retirar la mano cuando te quemas), aumentan los receptores del dolor y, junto a la médula se sensibilizan, es decir, disminuyen el estímulo necesario para activar las vías del dolor, y lo hacen con más intensidad. Esto produce que estímulos que no deberían producir dolor, lo hagan, y que estímulos poco dolorosos, provoquen dolores muy intensos.

También se amplía el rango de acción, es decir, si te dolía el hombro puede que ahora te empiecen a doler las cervicales o el codo. El cerebro también cambia: las áreas encargadas de gestionar el dolor, al ser muy estimuladas, se potencian. Un pensamiento es un estímulo eléctrico: si yo me paso el día pensando que me duele la pierna, me acabará doliendo la pierna.

Entonces, ¿qué hago si siento dolor?

Si se trata de un dolor puntual y leve, no te preocupes. Ahora bien, si el dolor persiste o es intenso, lo primero que hay que hacer es acudir a un profesional y comprobar si existe realmente daño tisular. Si las pruebas no revelan ninguna afectación en los tejidos, probablemente tu sistema nervioso esté alterado o se trate de un dolor referido.

Ante esta situación puedes hacer dos cosas:

  • Dejar de moverte, odiarte y culpar a tu cuerpo por lo que te está pasando. Pensar que no importa lo que hagas porque no vas a mejorar, así que mejor acostumbrarte a sentir dolor.
  • Seguir moviéndote adaptando tú práctica, entendiendo cómo se produce el dolor, y dirigiendo tus pensamientos y tu lenguaje a una situación realista de recuperación. Es importante tratar la situación desde una perspectiva global, no centrada únicamente en la sensación y la zona dolorosa. Leer este post es un buen comienzo.

Si entendiste las alteraciones que se producen en el SN por el dolor crónico, entenderás que la solución no se centre en la zona dolorosa. Una visión más global del problema nos permitirá observar y mejorar situaciones que no están ayudando al afectado.

En este sentido, un estudio de Philipp Johannes Köppen y colaboradores de enero de este mismo año 2018, se tomaron 121 pacientes que sufrían dolor crónico, y se valoraron sus habilidades cognitivas y sociales para acceder, comprender y usar la información sobre salud y sobre su problema. También se midió la intensidad y la percepción del dolor de cada paciente, con el objetivo de encontrar una asociación. Los resultados mostraron que los individuos con mayor acceso, comprensión y uso de dicha información también mostraban menor intensidad de dolor, que parece ser causado por un mejor manejo del dolor.

Con la misma intención de intervenir de forma global, un estudio de Michael Steward también de este año 2018, se investiga el impacto del lenguaje en la rehabilitación musculoesquelética. La conclusión que obtienen es que las palabras que utilizamos pueden tener un impacto significativo en el resultado clínico. Las palabras tienen un gran poder, son capaces tanto de sanar como de dañar. Con la intención de usar mejor nuestro dialogo, tanto el propio como hacia los demás, propone una serie de consideraciones:

  • En lugar de… tener una visión pesimista → Prueba… tener una visión positiva
  • Utilizar un lenguaje patológico → Utilizar un lenguaje con esperanzas de mejora
  • Pensar en lenguaje e imágenes catastróficos → Establece un escenario para el éxito
  • Palabras que promueven la fragilidad y el dolor crónico → Construir una imagen de resiliencia y adaptación
  • Enfocarse en lo que no pueden hacer → Enfocarse en lo que pueden hacer

 

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En resumen, el dolor puede aparecer sin haber ningún tejido dañado (siempre compruébalo antes) y la forma de tratarlo es a través de la educación, la comprensión y una actitud positiva frente al problema.

“Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”

Santiago Ramón y Cajal (Médico español, premio Nobel de Medicina en 1906)

Espero que os haya gustado el artículo y que hayáis aprendido un poco más sobre vuestro propio cuerpo, el mecanismo del dolor y cómo mejorar o paliar algunas de estas situaciones. Si creéis que puede resultar interesante e ilustrativo a vuestros amigos y familiares, no dudéis compartirlo en las redes sociales!

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