Con este artículo pretendo crear un personaje imaginario que puedes ser tú, o puedo ser yo, o puede ser un amigo. Va a pasar por diferentes fases, desde el día 1 en que descubre el movimiento como un todo. típicos deportes, ejercicios, o gimnasios.
En su camino le van a entrar dudas existenciales, todos tenemos o hemos tenido.
Lo redacto en segunda persona porque quiero que te veas reflejado. Quizá sientes que esto no va contigo. Quizá lo compartes todo. O quizá sólo te identificas con algunas partes. En tal caso, lo comparto como yo lo veo.
Fase 1: la decisión
Te empiezas a interesar, a leer, escuchar, experimentar, ver vídeos, sentirte inspirado… Todo lo relacionado con el movimiento, esa práctica más generalista y menos encorsetada parece llevar a lo mismo: salir a la calle a moverse, o hacerlo en casa, no importa lo que hagas, cómo lo hagas, cuándo lo hagas. Tu cuerpo pide movimiento y debes dárselo.
Decides dejar el gimnasio porque enternarás en el parque, no quieres más movimientos guiados por una máquina, ni ejercicios pre-establecidos. De hoy en adelante, vas a ser más liberal en tu práctica.
Has tomado una decisión, vas a hacer las cosas diferente.
Fase 2: la variabilidad
Te has subido a todos los árboles del parque, has probado posturas raras de pié, te has tirado en el suelo, has jugado mucho más con tu hijo, o con tu perro, ya subes las escaleras en lugar de usar el ascensor, coges las pesas y en lugar de hacer los típicos ejercicios lineales, te inventas patrones diferentes. Has vuelto a coger tus bolas de malabares y de vez en cuando practicas, incluso lo intentas mientras vas en bici (por aquello de la coordinación y el equilibrio). Fuiste en bici a la montaña y mientras descansabas intentaste escalar una pared de roca, con más o menos fortuna. Al llegar a casa, quisiste probar el acroyoga con tu pareja y por poco…
Has incluido variabilidad en tu práctica.
Fase 3: la falta de ideas
Todas las cosas que se te ocurrían ya las has hecho. Algunas mejor, otras peor. Algunas pudiste, otras no. Además, algunas las has repetido varias veces. Ya no se te ocurren más cosas, te falta creatividad, te has aburrido, te preguntas ¿qué hago hoy?
Necesitas más.
Te has dado cuenta que te faltan ideas.
Fase 4: la necesidad de mejorar lo que haces
Necesitas más. Más inspiración, más videos, más gurús. ¿En serio?
¿Te has planteado si todo aquello que hiciste inspirado por lo que habías visto, realmente te salió tan bien como en los vídeos?
– Da igual, lo importante es moverse.
Quizá no. Lo importante es moverse… bien.
Quizá necesitas hacer todo lo que has estado haciendo, pero de otra manera, y necesitas mejorar o corregir algunas cosas. Dar un impulso a esos movimientos que te cuestan más. A esas posturas que te son más difíciles. Esos saltos en los que no llegaste a tu objetivo. Trepar al árbol que tenía las ramas más altas o más separadas.
Quieres mejorar.
Fase 5: estoy perdido, ¿qué hago?
A todos nos ha pasado. A mí también. En cuanto a mejorar la habilidad de moverme, no he sabido qué hacer.
¿Debo entrenar? ¿Tengo que volver al gimnasio?
Sabes que hay algo más, pero no sabes cómo llegar a ello y no quieres perder la libertad que has ganado.
Fase final: la solución a tus problemas
El título de esta última fase suena muy pretencioso, y lo es.
En cuanto a moverse, para hacerlo bien y gozar de libertad hay que disponer de capacidades. Y si no las tienes, o tienes unas más desarrolladas que otras, no queda otra que trabajar en aquello en lo que vas más cojo. Estas capacidades luego te permitirán desarrollar habilidades, que seguramente requieran también de cierta inteligencia o técnica.
De forma muy resumida, un cuerpo que nos permite movernos en libertad, es un cuerpo móvil y fuerte que además de moverse de forma controlada, es capaz de desarrollar potencia cuando es necesario.
Veamos qué significan:
- Movilidad y control: capacidad mover las articulaciones en un rango de movimiento amplio, de forma controlada
- Fuerza: capacidad de mover una resistencia en todo el rango previamente desarrollado
- Potencia: capacidad mover una resistencia a cierta velocidad (lo que implica una aceleración)
Y además, a la hora de desarrollar estas capacidades es recomendable seguir ese mismo orden:
- Movilidad y control
- Fuerza
- Potencia
Muchas veces vemos casos en que no se ha seguido este orden, y surgen restricciones o limitaciones. Y os doy una pista: solemos dedicar demasiado tiempo a desarrollar fuerza, y demasiado poco a la movilidad y el control, cuando esto último debiera ser la base.
Solemos dedicar demasiado tiempo a desarrollar fuerza, y demasiado poco a la movilidad y el control, cuando esto último debiera ser la base
Para desarrollar estas capacidades hay que entrenarlas, hay que dedicarles tiempo y medir los progresos. Y en muchos casos eso implica volver a las rutinas, a las programaciones, a lo estructurado.
¿Qué dualidad no? Queremos improvisar, movernos de forma desestructurada y libre, y para ello tenemos que dedicarnos a volver atrás y entrenar de forma estructurada, justo de todo aquello de lo que huíamos al principio.
¡Pues vaya palo!
No todo está perdido, hay buenas noticias
Si haces las cosas bien, tengo dos buenas noticias:
- Debes alternar el movimiento desestructurado con el estructurado, ya que el segundo es complementario al primero. Conforme vayas mejorando tus capacidades, más mejorará tu movimiento libre, más cosas serás capaz de hacer y a la vez, más libre te sentirás. Y menos movimiento estructurado necesitarás.
- El tiempo que dedicas a lo estructurado es limitado en el tiempo, y lo bueno es que este tiempo lo decides TÚ. Porque tú decides cuánto quieres seguir avanzando o cuando ya te sientes cómodo. En el momento en que te sientes cómodo, tu práctica de movimiento libre debería ser suficiente para mantener las capacidades previamente adquiridas. A partir de ese momento. Sólo a te dedicarás a jugar, a improvisar!
Resumen y conclusiones
Todo lo escrito anteriormente lo podemos resumir en los siguientes puntos:
- Juega, experimenta, desafíate, falla, vuelve a intentarlo, frústrate, falla mejor, falla menos, aprende, mejora. Que esto sea la base de tu práctica.
- Observa tu práctica, observa los detalles, fíjate en los que marcan la diferencia.
- Sé consciente de tus puntos débiles y trabájalos (en términos de movilidad, control, fuerza, potencia o habilidades específicas)
- Dedica sólo el tiempo necesario a mejorar capacidades, recuerda que quieres moverte más y mejor, no esclavizarte de nuevo.
Esta es un poco la filosofía que veo detrás de uno de los puntos más difíciles de entender la cultura del movimiento. Espero que os haya sido clarificador y que dediquéis a moveros hoy un poquito más de tiempo del que dedicasteis ayer!
¡Recuerda compartir el artículo si te ha gustado si lo has encontrado útil y/o si tienes un amigo que se encuentra un poco perdido!
¡Un saludo!